Las vitaminas son sustancias que su cuerpo necesita para crecer y funcionar en forma normal. La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio, uno de los principales elementos que constituyen los huesos.
La vitamina D es una vitamina liposoluble considerada una hormona por muchos especialistas porque actúa en prácticamente todos los órganos y sistemas del organismo.
La deficiencia de vitamina D puede llevar a enfermedades de los huesos como la osteoporosis o el raquitismo. La vitamina D juega un papel importante en los sistemas nervioso, muscular e inmunitario.
Puede obtener vitamina D de tres maneras: a través de la piel, de la dieta y de suplementos. Su cuerpo forma la vitamina D naturalmente después de la exposición al sol. Sin embargo, demasiado sol puede llevar al envejecimiento y el cáncer de la piel, así que muchas personas tratan de obtener su vitamina D de otras fuentes.
Los alimentos ricos en vitamina D incluyen yemas de huevo, pescado de agua salada e hígado. Otros alimentos, como la leche y el cereal, muchas veces están enriquecidos con vitamina D.
Los beneficios de la vitamina D en la salud ósea
Como hemos mencionado, la vitamina D desempeña un papel crucial en la salud ósea. A continuación veremos tres aspectos fundamentales en los beneficios que aporta al organismo:
Absorción de calcio
La vitamina D es necesaria para una adecuada absorción intestinal del calcio. Una vez que se sintetiza en la piel o se obtiene a través de la dieta, la vitamina D se convierte en su forma activa, el calcitriol, que ayuda a regular los niveles de calcio y fósforo en el cuerpo. Esto es fundamental para una buena salud ósea. La vitamina D promueve la absorción de calcio en el intestino delgado, lo que asegura que haya suficiente calcio disponible para la mineralización y fortaleza de los huesos.
Prevención de enfermedades crónicas
La investigación científica ha demostrado que la vitamina D desempeña un papel en la prevención de varias enfermedades crónicas. Unos niveles adecuados de vitamina D se asocian un menor riesgo de enfermedades como la osteoporosis. Esta condición, frecuente al llegar la menopausia, se caracteriza por la disminución de la densidad ósea y el aumento del riesgo de fracturas. Además, la vitamina D también puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer (como el de colon) y enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple.
Influencia en el sistema inmunológico
La vitamina D también juega un papel importante en el sistema inmunológico. Tiene efectos moduladores sobre las células del sistema inmune, como los linfocitos, los macrófagos y las células dendríticas. Además, puede influir en la expresión de genes relacionados con la respuesta inmunológica.
¿Qué función tiene la vitamina D en el embarazo?
La vitamina D y la fertilidad están vinculadas, porque una deficiencia de vitamina D hará más difícil que te quedes embarazada, ya sea de forma natural o con un tratamiento de reproducción asistida. Según varios estudios, la falta de la vitamina del sol puede afectar a la espermatogénesis, que es el proceso de formación de los espermatozoides. En el caso de las mujeres, existe un vínculo directo entre la vitamina D y la producción de hormonas por los ovarios, el síndrome del ovario poliquístico (SOP) y la endometriosis.
Según datos que se manejaron durante la VII Reunión Científica de Ginecología Privada en 2018, el 60 % de las embarazadas de nuestro país tiene déficit de esta vitamina. La vitamina D en el embarazo es fundamental; sus niveles adecuados evitarán riesgos tales como la preeclampsia (una complicación del embarazo), el crecimiento intrauterino restringido (cuando el bebé es más pequeño de lo normal durante el embarazo), la diabetes gestacional y ciertas patologías asociadas al desarrollo fetal y neonatal.
Existe otra fuente importante de vitamina D y esta es la alimentación. Según la SEDCA, en torno a un 10-20% de la vitamina D que necesitamos puede provenir de la alimentación.
Encontramos la vitamina D2 en los alimentos de origen vegetal y la D3 en los de procedencia animal. Estos son algunos de los alimentos que pueden aportar vitamina D:
- Leche y derivados: yogures enteros, quesos (emmental, manchego…), mantequilla.
- Carnes: hígado vacuno y pollo.
- Pescados azules: salmón, atún, caballa y sardinas.
- Huevos: especialmente en la yema.
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