La vitamina A es un término amplio que se refiere a un grupo de compuestos orgánicos relacionados entre sí, como el retinol y el ácido retinoico, que desempeñan diferentes funciones en el organismo. Conocida por su importante papel en la salud ocular, la vitamina A participa en la transmisión de imágenes al cerebro y te ayuda a ver cuando hay poca luz.
 
La vitamina A es necesaria para mantener la integridad de la piel y el revestimiento del tracto urinario, los pulmones y el sistema digestivo. Esas barreras contribuyen al mantenimiento de tu sistema inmunitario. La vitamina A también interviene en la formación de los glóbulos blancos, los cuales desempeñan un papel esencial en la función inmunitaria.
 
La vitamina A es una vitamina liposoluble que se adquiere a través de la dieta. Junto con los carotenoides, se engloban en el mismo grupo de sustancias antioxidantes, ya que mantienen sus efectos porque evitan ser oxidados por otras moléculas.
 
Una deficiencia de Vitamina A no solo produce trastornos a nivel ocular, sino que también produce:
 
Sequedad y atrofia de la epidermis a nivel cutáneo
Trastornos del crecimiento
Trastornos en los órganos de los sentidos
Anemia
Mayor susceptibilidad a infecciones
Alteraciones en la reproducción
 
Fuentes de vitamina A:
 
Aceite de hígado de bacalao
Huevos
Frutas de color anaranjada
Hortalizas de hoja verde
Leche fortificada
 
 
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