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La riboflavina, conocida también como vitamina B2, es importante para el crecimiento, desarrollo y funcionamiento de las células del cuerpo. La riboflavina ayuda a convertir los alimentos consumidos por una persona en la energía que necesita.

 

La riboflavina, como el resto de vitaminas del complejo B, es una sustancia que nuestro organismo necesita para crecer y desarrollarse. Como cualquier otra vitamina, no aporta energía y se debe ingerir en pequeñas cantidades. No obstante, un déficit puede causar diferentes trastornos y enfermedades.

 

A la riboflavina o vitamina B2 también se la conoce como lactoflavina y es una vitamina hidrosoluble del grupo B. Presenta sensibilidad a ciertas condiciones ambientales y a medios alcalinos. Como consecuencia, tras un par de horas de exposición solar se pierde aproximadamente el 85 %.

 

Si la comparamos con la vitamina B1, podemos comprobar como la riboflavina B2 es menos soluble y soporta mejor el calor. La riboflavina en los alimentos como las verduras se pierde con la exposición a la luz y la cocción. Del mismo modo, también se pierden otras de las propiedades de estos productos.

 

La sensibilidad de esta sustancia a la luz hace que los alimentos que la contienen deban estar a oscuras. Por eso, en productos como la leche se utilizan envases cerrados que no son transparentes. Y, en el caso de la carne, al cocinarla se pierde aproximadamente el 50 % de esta vitamina.

 

El color de esta sustancia cristalina es amarillo. ¿Es la riboflavina un colorante adecuado? Lo cierto es que se utiliza como aditivo alimentario por su coloración natural.

 

¿Cuáles son las propiedades y beneficios de la riboflavina?

 

Problemas de la piel

 

Los suplementos de esta vitamina contribuyen a un buen estado de tu piel. Gracias a sus propiedades antioxidantes es de utilidad en casos de rosácea, psoriasis, quemaduras y también se ha demostrado su valía en la curación de heridas. La dosis diaria recomendada es de unos 50 miligramos.

 

Protege la salud de los ojos

 

La vitamina B2 se encuentra entre los componentes de la retina. Además, estimula la actividad antioxidante de la vitamina E, por lo que protege la salud ocular frente al impacto negativo de los radicales libres en los ojos.

 

Se asocian los bajos niveles de riboflavina con efectos secundarios relacionados con la vista. Uno de ellos es la fotofobia. Esta condición impide a las personas con déficits de esta vitamina adaptarse bien a los cambios de intensidad lumínica. Por otro lado, su presencia es eficaz para prevenir las cataratas.

 

No obstante, esto no quiere decir que debas tomar una dosis por encima de lo necesario. Has de ser prudente en su consumo, pues un exceso puede degenerar y convertirse en un oxidante que empeore tu situación con respecto a la visión.

 

La mayoría de los especialistas recomiendan ingerir la cantidad que necesitas a través de la alimentación, en vez de hacerlo mediante suplementos. Sin embargo, otros consideran que tomar pequeñas cantidades de este suplemento puede ser de ayuda.

 

Efectos en los estados nerviosos

 

La vitamina B complex ayuda a mantener tus nervios en buen estado. Los suplementos de esta vitamina se recomiendan en algunos casos en los que se padecen problemas nerviosos como insomnio, ansiedad o estrés, entre otros.

 

Mejora los fuertes dolores de cabeza

 

La utilidad de la riboflavina en la migraña y otros dolores de cabeza es fundamental para quienes tienen tendencia a sufrirlos. La dosis que se utiliza normalmente para mejorar esta situación es de 400 miligramos diarios.

 

¿Qué alimentos son ricos en esta vitamina?

 

La B2 es una vitamina que, como ya hemos indicado, se encuentra de forma natural en algunos alimentos, pero que también se añade a otros productos. Si quieres consumir las cantidades recomendadas de riboflavina, tu dieta debe ser variada. De este modo la obtendrás de fuentes animales y vegetales.

 

La fuente principal animal son los lácteos como la leche o los yogures y también los quesos. Asimismo, es interesante consumir vísceras como hígado o riñones, carne magra no procesada, huevos y pescado.

 

Como esta vitamina se encuentra unida a proteínas, a la hora de optar por una fuente vegetal habrá que escoger aquellos alimentos más ricos en proteínas vegetales. Almendras, nueces, germen de trigo, levadura de cerveza, espirulina, quinoa, garbanzos, guisantes, trigo sarraceno, brócoli, espinacas…

 

Los cereales integrales como los copos de avena o los cereales refinados o blancos también son ricos en vitaminas del complejo B. Y a todos estos alimentos hay que añadir los aguacates, el apio, los espárragos, las espinacas y los hongos. En especial, la setas shiitake.

 

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