Las bacterias "buenas" como L. acidophilus pueden ayudar a descomponer los alimentos, absorber los nutrientes y combatir los organismos "malos" que pueden causar enfermedades. L. acidophilus a veces se agrega a alimentos fermentados como el yogur y también se encuentra en suplementos probióticos.
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped. Dichas contribuciones a la salud se producen mediante mecanismos de exclusión competitiva con bacterias patógenas, y a través de la mejora de la barrera epitelial del intestino y del sistema inmunológico.
Las bacterias acido lácticas (BAL) son microorganismo Gram positivos, no patógenos, caracterizados por su tendencia a metabolizar los hidratos de carbono en ácido láctico. Históricamente, han sido utilizados para la fermentación de alimentos y piensos, pero desde hace décadas se han popularizado por las propiedades promotoras de la salud de algunas cepas, especialmente las pertenecientes al género Lactobacillus spp. Algunas cepas de este grupo ejercen propiedades probióticas adicionales que proporcionan beneficios para la salud del huésped mediante la regulación de las funciones del sistema inmunológico. Dentro de este género, Lactobacillus acidophilus NCFM es una de las cepas más reconocidas y estudiadas, así como comercialmente distribuidas.
Lactobacillus acidophilus NCFM es una bacteria probiótica que fue aislada y caracterizada en los laboratorios de investigación de Microbiología Alimentaria de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en Estado Unidos, al cual se debe el acrónimo NCFM (North Caroline Food Microbiology). La cepa fue aislada de una fuente humana en los años 70, y desde entonces, se utiliza ampliamente en alimentos convencionales como productos lácteos, fórmulas para niños pequeños y suplementos dietéticos. Además, de conferir propiedades beneficiosas para la salud del huésped interactuando con las células del sistema inmunológico y aumentando la integridad intestinal. En los últimos años, numerosas investigaciones han destacado los diferentes beneficios de esta cepa en la prevención y ayuda en el tratamiento de enfermedades, las cuales se describen a continuación:
- Distensión abdominal. Los trastornos funcionales del intestino son los desórdenes gastrointestinales más comunes en el mundo occidental, siendo sus principales síntomas clínicos la hinchazón y distensión abdominal así como la producción de gases. Para analizar el efecto de Lactobacillus acidophilus NCFM en este tipo de patologías, se realizó un estudio en 60 sujetos con una media de edad de 37 años, y con trastornos funcionales del intestino, sin estreñimiento, a los cuales se les administró el probiótico versus placebo durante un tratamiento de 8 semanas. La distensión abdominal mejoró en el grupo de sujetos que tomó el probiótico comparado con el grupo placebo a las 4 semanas (4,10 vs 6,17, p=0,009) y a las 8 semanas (4,26 vs 5,84, p=0,06), respectivamente.
- Flatulencia. El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno gastrointestinal funcional crónico con una prevalencia mundial estimada en un 6 % en la población general adulta. Sus síntomas consisten en dolor o molestias abdominales, alteración de los hábitos intestinales, especialmente estreñimiento y/ o diarrea.
- Fiebre y congestión nasal en niños. Los probióticos son utilizados para la mejora de la salud de los niños desde edades tempranas. El valor añadido de la ingesta de Lactobacillus acidophilus NCFM en niños fue comprobado en un estudio, en el que se seleccionó este probiótico por su capacidad de competir con bacterias patógenas (aumenta la secreción de mucinas y estimula las funciones reguladoras de las células dendríticas). Dicho estudio se llevó a cabo en 326 niños de entre 3 y 5 años de edad, que tomaron Lactobacillus acidophilus NCFM o placebo durante 6 meses. Tras analizar los resultados se observó que la incidencia de fiebre y tos se redujo un 53 % y 41,4 % en el grupo que tomó el probiótico respecto al placebo. Además, la duración del número de días con fiebre, tos y rinorrea en el grupo del probiótico fue menor al compararlo con el grupo placebo. La incidencia del uso antibióticos se redujo un 68,8 % en comparación con el placebo, y la pérdida de días de colegio en el grupo del probiótico fue un 31,8 % menor respecto al placebo.
- Diabetes tipo 2. Los hábitos de vida actuales, como el sedentarismo y la alta ingesta de calorías, propician en adultos sanos el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares como la diabetes tipo 2, la cual se caracteriza porque el cuerpo no produce o no usa bien la insulina. La inflamación crónica de bajo grado con niveles elevados de citoquinas proinflamatorias circulantes se considera un componente patogénico de la resistencia a la insulina y de la diabetes tipo 2.
- Dolor abdominal. Estudios realizados en animales han comprobado como el consumo diario de Lactobacillus acidophilus NCFM aumenta la expresión del receptor mu-opoides en la mucosa intestinal, asociando estos efectos con la disminución del dolor intestinal.
En la actualidad se sigue investigando el uso del Lactobacillus acidophilus NCFM en otras patologías. Por ejemplo, recientes estudios preclínicos han observado el efecto que tiene el probiótico en la mejora de la enfermedad del hígado graso no alcohólica y la vaginosis bacteriana. En relación a la primera, una investigación analizó como el probiótico reequilibró la microbiota intestinal, mejorando la integridad del intestino y disminuyendo las citoquinas inflamatorias. En cuanto al efecto de Lactobacillus acidophilus NCFM en la vaginosis bacteriana, se ha observado como el probiótico compite con el hongo Candida spp. por la colonización vaginal, secretando un fluido para prevenir la invasión de patógenos, y equilibrando la microbiota vaginal.
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