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Sirve para transportar los ácidos grasos que llegan desde los tejidos adiposos hacia la mitocondria celular, lugar en el que serán convertidos en energía. Disminuye la destrucción de masa muscular que puede llegar a producirse con dietas adelgazantes incorrectas. Es un potente anticatabólico.

 

La L-carnitina es un compuesto proteínico semi esencial de los aminoácidos metionina y lisina. Nuestro organismo puede, por tanto, producir L-carnitina por sí mismo. Para que esto ocurra, han de estar presentes en el organismo cantidades suficientes tanto de metionina como de lisina.

 

Al contrario de lo que ocurre con la L-carnitina, nuestro cuerpo no puede producir por sí mismo ni metionina ni lisina, pues son aminoácidos esenciales. Por eso es importante consumir alimentos que las contengan. Otros micronutrientes como el hierro, la vitamina B6 o la niacina resultan de gran importancia a la hora de producir L-carnitina.

 

Los efectos de la L-carnitina guardan una muy estrecha relación con el metabolismo de las grasas: los compuestos proteínicos transportan los ácidos grasos de cadena larga hasta las mitocondrias. Las mitocondrias podríamos definirlas como las centrales de energía de nuestras células.

 

Una vez allí, los ácidos grasos son transformados en energía a través del proceso conocido como β-oxidación (beta oxidación). Las mitocondrias abundan especialmente en las células musculares, nerviosas, sensoriales y ovocitos.

 

Diferentes estudios científicos continúan investigando sobre los posibles efectos positivos de la L-carnitina en el rendimiento deportivo. La cuestión se suele centrar en si la L-carnitina favorece la extracción de grasas y, por tanto, el aumento de nuestra resistencia física y la quema de grasa corporal. Así y todo, no existen aún estudios científicos que confirmen ni el aumento en la quema de grasas ni la mejora de rendimiento deportivo por medio de la L-carnitina.

 

Gracias a su función transportadora de ácidos grasos de cadena larga, la L-carnitina es a menudo empleada como refuerzo del metabolismo de las grasas para la pérdida de peso. No obstante, este efecto de la L-carnitina tampoco se sustenta en la actualidad con estudios científicos que lo avalen.

 

Alimentos que contienen L-carnitina

 

El término “carnitina” tiene la misma procedencia que la palabra “carne”, y es que la carne es el alimento donde encontramos unas mayores cantidades de L-carnitina. Si eres vegetariano/a o vegano/a no estarás consumiendo L-carnitina a través de tu alimentación. Sin embargo, esto no tiene por qué suponer ningún problema siempre que no descuidemos la ingesta de metionina, lisina y hierro.

 

Los alimentos que contienen metionina son, por ejemplo: semillas de soja y productos de soja, como el tofu, los copos de avena, los garbanzos, alubias, anacardos, almendras, queso freso y huevos.

 

Los alimentos que contienen lisina son, igualmente: semillas de soja y productos de soja, como el tofu, los copos de avena, los garbanzos, alubias, anacardos, cacahuetes, almendras y queso freso, pero también: trigo sarraceno, guisantes y centeno.

 

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